MIS RELATOS: Simon tiene un mal día
«Some people feel the rain, others just get wet» – Bob Marley
Simon siempre terminaba trabajando de más. Era uno de los mejores trabajadores de la empresa pero nadie lo reconocía… él siempre trabaja con una sonrisa y la gente pensaba que si trabaja de más era porque quería. ¿Por qué iba a sonreír si no le gustaba lo que hacía? Aquella sonrisa era una fachada… solo hacía falta fijarse en su mirada apagada y triste. Simon trabajaba de más porque esta era la manera de mantener su cabeza ocupada ya que no conocía otra manera de silenciar sus pensamientos que lo mataban lentamente.
Hoy había sido un día de mierda para Simon. No sonó el despertador por lo que se despertó tarde. No tuvo tiempo de ducharse ni de almorzar. Tuvo que correr para atrapar el autobús con lo que terminó sudado. Era un mal día para su pelo por lo que no pudo evitar miradas indiscretas y risas ahogadas, todo el mundo sabe que Simon odia que lo miren fijamente. Es de aquellos que prefiere estar lo más cerca posible de la pared en un evento porque es la manera más fácil de huir discretamente. Justo al abrir la puerta se dio cuenta que había pisado caca de perro. Maldita sea, pensó, como si las cosas no fueran suficientemente mal. Recordó que no se había cepillado los dientes por lo que debía tener mal aliento… busco y rebuscó los bolsillos y no tenía chicles ni un miserable caramelo. Intentó limpiarse lo mejor posible en el servicio pero al haberse terminado el jabón decidió entrar rápidamente al servicio de chicas y cuando estaba allí entró Megan. Huyo de allí y se fue a trabajar. A ver si me concentro y puedo olvidarlo todo se dijo a sí mismo. El hecho de estar sudoroso, no tener el pelo peinado, tener un mal aliento, no haber tomado una taza de café, haberse encontrado con Megan en el baño de mujeres, etc. le hacía imposible concentrarse pero tenía que terminar con su jornada. Intentó trabajar lo mejor que pudo pero le dejó de importar cuando veía que no lograba concentrarse. Al fin y al cabo, nadie reconoce mi maldito trabajo se dijo.
Era la hora de comer. La mayoría de sus compañeros de trabajo salieron a comer al parque de delante pero él se quedó en la oficina como siempre. Simon estaba muerto de hambre no había almorzado y cuando iba a comer… recordó que con las prisas no había cogido la comida que había preparado con tanta dedicación ayer. Tranquilo, compraré algo se dijo para tranquilizarse. Compro un menú de pecho de pollo con patatas y cebolla. El menú no sabía ni a pollo ni a patatas ni a cebolla. Tenía un gusto más bien amargo. Empezó a reír sin control. Carcajadas limpias. Le dolía la mandíbula y el estómago de tanto reír. Casi no podía respirar. Le salieron lágrimas. Reía y lloraba. Era una escena chocante si tenemos en cuenta que Simon era el trabajador serio, amable, que no llamaba la atención y siempre con una sonrisa. Faltaban tres horas de trabajo. Se dedicó a trabajar durante diez minutos con descansos largos en los que no hacía nada. “Todos no deberíamos no hacer nada durante unos minutos aunque hay gente que siempre no hace nada” pensó. A veces, Simon quería bajarse del mundo todo iba demasiado rápido y él no seguía el ritmo. Solo seguía la corriente no sabía muy bien por qué hacía lo que hacía. En realidad, sí que lo sabía. No había otra forma de sobrevivir. Terminó todas tareas de manera torpe y rápida pero estaban terminadas. Era libre. Se aproximó Robert “¡Hey! ¿Podrías terminar esto por mí? Ya sabes… tengo una cita. Te quiero tío” y le dejó los papeles en su despacho asumiendo que él lo haría. “Robert creo que te has dejado algo” “¿Qué?” “Esto es tuyo” le lanzó los papeles “Ah sí, no pienso terminar las tareas de nadie más. Que os jodan.”. Decidió que hoy viviría una noche loca.
“No tengo dinero” se puso a llorar y golpeó la pared con su mano. Si todo lo que le había pasado no era suficiente empezó a llover. Tenía que hacer algo. Decidió ir al parque. Corría y luego caminaba. En cuando recuperaba las fuerzas, volvía a correr. Estaba todo mojado. Incluso los calzoncillos. Cerró los ojos. Sentía tan bien la lluvia en su cara. Se puso a bailar a su manera torpe y a reír. La gente corría para encontrar un lugar donde refugiarse y lo miraban con mala cara. Él sonreía a todos. Esta vez, su mirada cambió. Su mirada estaba llena de vida. “Hay un tío bailando en el parque” le envió un mensaje un chico a su amiga. A lo que ella respondió “ wtf Con esta lluvia? Esta loco”.
Lo que no sabían era que Simon se había encontrado en la lluvia.